GRIPADO - Definición - Significado

GRIPADO - Definición : Bloqueo o agarrotamiento de dos cuerpos metálicos en movimiento relativo, a causa de una fusión superficial del material. El fenómeno proviene siempre de la temperatura demasiado elevada que se desarrolla entre la superficie de las piezas en condiciones anormales de funcionamiento.

El calor producido por el rozamiento es función de la presión de contacto, del coeficiente de dicho rozamiento entre ambos cuerpos y de su velocidad relativa. Cuando existen valores elevados de uno de estos tres factores, se pueden producir cantidades de calor que, si no se eliminan a tiempo, conducen a la aparición de temperaturas muy altas: los dos materiales, o sólo uno de ellos, llegan a su punto de fusión, con la consiguiente soldadura de las superficies.

El incremento de temperatura va siempre acompañado de una notable dilatación de los materiales, por lo que, si la dilatación no ha sido prevista en el proyecto con un juego oportuno, la presión aumenta y el fenómeno se incrementa hasta crear una verdadera interferencia entre las piezas.

El caso más típico de gripado es el que tiene lugar entre cilindro y pistón. Las velocidades y las presiones son muy elevadas, pero el coeficiente de rozamiento, por efecto de la lubricación, tiene valores tan bajos que el calor engendrado puede ser eliminado fácilmente mediante la instalación de refrigeración y, en parte, también a través del mismo lubricante. Si la viscosidad es insuficiente, o si presiones y velocidades excesivas logran romper el conducto (meato) que se ha creado entre las paredes del cilindro y del pistón, el valor del coeficiente de rozamiento se eleva bruscamente con aumento progresivo de la temperatura: en principio, se advierte una pérdida de potencia y, consecuentemente, de velocidad; luego, el motor se torna muy ruidoso, asemejando el ruido al repique metálico de las campanas.



Mientras que en el caso de un motor de motocicleta conviene que el conductor desembrague enseguida para evitar el bloqueo de la rueda motriz, cuando se trata de un automóvil hay que sacar inmediatamente el pie del acelerador para que llegue aceite a las paredes del cilindro, lubricando mejor y rebajando la temperatura de funcionamiento. Generalmente, el motor no suele estar en condiciones de funcionar al mínimo, pero, después de haberlo dejado enfriar, se puede arrancar a velocidad moderada siempre que se hayan eliminado las causas del gripado (normalmente falta de aceite o de agua en los casos más frecuentes, encendido retrasado, correa del ventilador rota, juego insuficiente entre cilindro y pistón).

Para reducir al mínimo las posibilidades del gripado, deben estar constantemente garantizados el nivel de aceite y su viscosidad, por lo cual se procederá con regularidad a su substitución. Hay que evitar las aceleraciones bruscas en frío y vigilar constantemente los instrumentos del salpicadero; si la temperatura del agua sube, o la presión del aceite baja, es prudente parar el coche y controlar el nivel de aceite (la baja presión del aceite indica generalmente que su nivel es escaso o que su circulación es defectuosa). Conviene comprobar periódicamente el avance del encendido, pues tanto el exceso como el retraso del mismo favorecen el aumento de temperatura. Si el motor es refrigerado por agua, deberá controlarse periódicamente su nivel, así como el buen estado de los manguitos flexibles, que no han de presentar fugas a la presión de funcionamiento.

En el motor existen otros órganos que corren el peligro de griparse, como las válvulas y sus guías, los cuales deberán vigilarse como los citados más arriba.

También las fusiones de los cojinetes del cigüeñal y de las bielas constituyen verdaderos gripados; la carga excesiva, la circulación defectuosa del aceite o bien su mala calidad pueden provocar la rotura del conducto, con el consiguiente contacto directo entre los metales y su calentamiento hasta la fusión; entonces se percibe un golpeteo metálico. En el caso de la fusión de los cojinetes de biela el ruido disminuye cuando se desconecta el cable de la bujía del cilindro interesado, ya que con ello se elimina la presión de la combustión.

Otro caso grave de gripado, aunque se produce mucho más rápidamente, es el de los órganos del cambio y del diferencial. Entonces, lo mismo que en los casos precedentes, el motivo principal del gripado es el calentamiento por falta de lubricación. Se produce un calentamiento en las bases y en los sombreretes de los cojinetes, que se deterioran rápidamente rompiendo la eventual jaula y llegando al gripado definitivo de los órganos en movimiento (árbol de transmisión, piñón, etc.). En el caso de árboles que tengan casqui-llos como soporte, se llega al clásico gripado con fusión del material; ello provoca un rápido desgaste y, consecuentemente, un considerable aumento de las holguras que se manifiesta con golpeteos y fuertes vibraciones.

Si el conductor no se da cuenta a tiempo del fenómeno, al no advertir el ruido y el endurecimiento de los mandos, se llegarán a romper los elementos más débiles de la cadena cinemática de transmisión (semiejes, piñones o manguitos) sin que tenga lugar el bloqueo de las ruedas.

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